Ciudad de México— La cocina mexicana en Estados Unidos está pagando los platos rotos de la política migratoria. A ocho meses del arranque del segundo gobierno de Donald Trump, los restaurantes mexicanos —desde taquerías familiares hasta cadenas consolidadas— enfrentan una caída inédita: ventas desplomadas hasta 40%, menos empleo y un clima de miedo que no se resuelve con marketing ni promociones.
El trumpismo, más que una estrategia migratoria, se ha convertido en una política de intimidación comunitaria. Y los primeros en resentirlo son los lugares que, por décadas, han sido trincheras de identidad para los migrantes mexicanos.
En Nevada, el restaurante Roberto’s, famoso por sus tacos, tortas y huaraches, ya no es el mismo. Su encargado admite que nueve de cada diez clientes eran mexica