Desde sus primeros días, Instagram fue un álbum visual donde cada foto contaba una historia: un viaje, una comida o una mirada espontánea. Con el tiempo, el perfil se convirtió en un reflejo cambiante de hábitos, gustos o etapas de vida. Pero limpiar ese archivo puede parecer una tarea monumental cuando la galería ha crecido sin freno.

Algunos usuarios revisitan su pasado digital en busca de coherencia. Lo que antes fue memorable, ahora puede sentirse fuera de contexto. Así, borrar publicaciones antiguas deja de ser sólo atractivo estético: puede transformar la forma en que interactuamos online.

En este escenario, eliminar publicaciones ya no se limita a una a una. Surgieron herramientas, natales o externas, para simplificar esa tarea. La plataforma desarrolló opciones que permiten

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