El Espanyol hizo todo lo suficiente para puntuar, quizás incluso para ganar, pero se fue de vacío por primera vez esta temporada en casa ante un Betis práctico y efectivo, que aprovechó sus ocasiones para tumbar a un púgil con puños de mantequilla. Falló incluso un penalti con el tiempo cumplido Javi Puado, que esta vez no pudo obrar el milagro sí ofició frente al Valencia para lograr el empate.

La bonhomía del Espanyol es hoy por hoy su principal cruz. Se trata de un equipo con actitud, voluntad, trabajo y con grandes conceptos tácticos que, como ayer, le permiten someter a rivales tan importantes como el Betis. Pero en el fútbol es más importante la puntería que el deseo, y de lo primero el equipo perico va justo. Por eso a pesar de crear un buen puñado de ocasiones claras, un r

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