Llegaba el Atlético con el pecho hinchado a Balaídos y se marchó sin aire. No se lo sacó el Celta , que firmó su sexto 1-1 en ocho jornadas de Liga , sino más bien entre Lenglet y el árbitro . Ganaba con comodidad el Atlético al final de la primera parte cuando el central francés vio una segunda amarilla muy discutible, pero en la que se expuso demasiado sin necesidad. Y la cosa, tras 50 minutos de once contra diez, acabó en empate.
Gesto torcido para un Atlético que venía de marcar 13 goles en sus tres últimos partidos, sensaciones extrañadas antes de un parón al que llegan fuera de los puestos de Champions . El empate es a priori poca cosa en la visita al único equipo que aún no ha ganado en esta Liga, pero es difícil reprochárselo a un equipo que, por poderoso que sea, jugó