Los puestos más populares de la convención budista de Corea del Sur eran los que vendían productos “Buddhistcore”, una tendencia inspirada en el budismo. Los asistentes, en su mayoría jóvenes de entre 20 y 30 años, se arremolinaban y apretujaban para hacerse con llaveros de Buda en neón y con corazones por ojos, y camisetas de estilo callejero con lemas como “Cállate y medita”.

“Vine a comprar una camiseta, pero se agotaron”, dijo Kim Mijin, de 31 años, mientras salía de entre la multitud de un puesto aferrada a su compra. En lugar de la camiseta, Kim, que no es budista, escogió un imán rojo brillante con forma de corazón en el que se leía: “Seres sintientes, los quiero”.

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