Con una moderada asistencia de familias locales y nacionales, el Parque Zoológico del Centenario abrió sus puertas como cada domingo, para que los visitantes aprovecharan los diferentes atractivos que ofrece.

El calor, los mosquitos y la amenaza de lluvia al mediodía no fueron impedimento para que las personas recorrieran el lugar.

Desde la entrada del Centenario, comerciantes aprovecharon la buena afluencia para ofrecer sus productos, entre juguetes, títeres, peluches, abanicos de mano y sombreros para mitigar el bochorno.

En el área de comensales las mesas lucían parcialmente ocupadas.

Los visitantes consumían antojitos como kibis, polcanes, empanadas, tamales y pizzas, además de los refrescos más populares.

Con el precio del boleto manteniéndose en un peso y con los vagones llenos,

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