El fin del conflicto en Gaza se hace de rogar, a pesar de las prisas impuestas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La delegación israelí viajó ayer por la noche a Sharm el Sheikh, en la península del Sinaí, con el objetivo de poner punto y final a una guerra que mañana cumple dos años, y que ha dejado la franja arrasada y más de 65.000 víctimas mortales. El gobierno de Egipto, uno de los mediadores principales en el transcurso de la guerra, ha ofrecido su país después de que Israel bombardeara al equipo negociador de Hamas en Qatar el pasado septiembre.

Desde la Casa Blanca, Trump ha escogido a su yerno, Jared Kushner, y a su emisario Steve Witkoff como enviados estadounidenses a Egipto para participar en las conversaciones. El viernes, Hamas aceptó liberar a los cautivos i

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