Fue paradójico. En los minutos finales fue cuando Talleres estuvo más cerca de ganarlo. El desborde de Luis Miguel Angulo y la salvada tremenda de Lisandro López al tiro de Federico Girotti terminaron siendo la acción más importante ante un Belgrano que había logrado abrir el partido con la conducción de Rubén Botta y el primer pase de Matías Alejandro Galarza.

Qué buena fue esa jugada, la mejor de una serie de acciones que llegaron recién sobre el final, una vez que Carlos Tevez entendió que su Talleres ya no iba a poder quebrar a Belgrano con juego directo, sino más bien con un conductor. ¿Fue tarde porque no convirtió? No. Porque no se trató solamente de una cuestión de efectividad, sino de una serie de decisiones que impactaron en el juego y obligaron al equipo a un nuevo ensayo que s

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