En el verano de 1807, Napoleón Bonaparte organizó una fiesta campestre en las afueras de su residencia tras la firma de los Tratados de Tilsit entre Francia y Rusia. El evento reunió a altos oficiales, personal del emperador y miembros de la corte. Sin embargo, lo que debía ser una jornada festiva terminó de la forma más insólita y ante un público atónito: el emperador y su séquito se vieron obligados a abandonar el campo después de una inesperada ofensiva de centenares de conejos domésticos que invadieron el área. El episodio, ocurrido a plena luz del día, expuso el costado más vulnerable de quien dominaba el destino de Europa.

De acuerdo con la reconstrucción publicada por National Geographic , el plan original consistía en ofrecer una cacería exclusiva para Napoleón y su

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