WASHINGTON (AP) — El plan comenzó a tomar forma dentro de un palco de lujo en el Estadio MetLife.

Mientras Chelsea se encaminaba a una victoria 3-0 ante el Paris Saint-Germain en la final del Mundial de Clubes en julio, el presidente estadounidense Donald Trump y Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, estaban inmersos en una discusión en el complejo deportivo de Nueva Jersey, a las afueras de la ciudad de Nueva York, sobre otro asunto: dónde se llevaría a cabo el sorteo para la Copa Mundial del próximo año.

Cargado de tensión, el sorteo determina los rivales de los equipos en la fase de grupos del torneo más prestigioso del fútbol, además del calendario de los partidos. Se esperaba ampliamente que se iba a realizar en Las Vegas, escenario del sorteo de 1994 cuando Estados Unidos fue el anfitrión del Mundial por última vez y un escenario natural para el glamour. Pero desde al menos marzo, los funcionarios habían discutido en privado llevar el sorteo a Washington, hogar de un presidente que regularmente acapara el protagonismo asociado con los deportes.

Así que durante ese partido de julio en el estadio que también albergará la final del Mundial del próximo año, Trump e Infantino acordaron avanzar en la realización del sorteo en la capital de Estados Unidos, concretamente en el Centro Kennedy, otra institución que Trump remodeló a su gusto.

“Durante esa final de la Copa Mundial de Clubes, hubo una verdadera seriedad en cuanto a, bueno, miren, si vamos a hacer esto, tenemos que hacerlo ahora”, dijo Andrew Giuliani, director ejecutivo del grupo de trabajo de la Casa Blanca para el Mundial, dijo a The Associated Press. “Fue entonces cuando las conversaciones se intensificaron entre el presidente y el señor Infantino en términos de llevar esto a cabo”.

La colaboración sobre el sorteo, programado para el 5 de diciembre, refleja el vínculo que se ha formado entre Trump e Infantino, descrito por el presidente de Estados Unidos como "probablemente el hombre más respetado en los deportes". La relación tendrá más relieve a medida que se acerque un Mundial organizada conjuntamente por Estados Unidos, México y Canadá.

A pesar de su afinidad por los deportes, Trump es conocido más por sus vínculos con el golf y el fútbol americano que con el fútbol. Pero su interés sobre el deporte fue impulsado en parte por su hijo menor, Barron, quien es tan fanático del fútbol que tenía un arco en el jardín de la primera dama durante el primer mandato de Trump.

El interés de Trump solo creció cuando Estados Unidos obtuvo la sede en 2018. Poco después de que Estados Unidos fuera galardonado con el torneo, Trump recibió a Infantino en la Casa Blanca. La relación floreció en 2020 mientras ambos hombres trazaban sus futuros.

Durante una cena en enero en el foro económico de Davos, cerca de la sede de la FIFA en Zúrich, Infantino llamó al presidente de Estados Unidos "mi gran amigo". Trump, siempre agradecido por un cumplido, respondió invitando a Infantino a un evento de firma en la Casa Blanca para los Acuerdos de Abraham, que buscaban normalizar las relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes.

El líder de la FIFA se ha asegurado de cultivar estrechos lazos con las naciones que albergan el Mundial.

Infantino pareció disfrutar de los encuentros públicos con el presidente ruso Vladimir Putin antes, durante y después de que ese país fuera anfitrión de la Copa Mundial de 2018. Más tarde se mudaría a Doha antes de la Copa Mundial de 2022 en Qatar, emergiendo como un fuerte defensor del pequeño estado del Golfo que fue ferozmente criticado por su trato a los cientos de miles de trabajadores migrantes necesarios para construir estadios esenciales, proyectos de transporte y hoteles.

Infantino ha enmarcado su estrecha relación con Trump como "crucial" para el éxito del Mundial, una operación masiva que depende de una amplia cooperación con los gobiernos federales, estatales y locales.

A medida que la conexión entre Trump e Infantino se profundizaba, Joe Biden frustró las esperanzas de Trump de permanecer en la Casa Blanca. Durante los siguientes cuatro años, los vínculos de Infantino con Washington fueron mucho más limitados. Los dos líderes tuvieron una breve reunión al margen de la cumbre del Grupo de los 20 en Bali, Indonesia, en noviembre de 2022.

El segundo caballero Douglas Emhoff también se reunió con Infantino cuando viajó para la Copa Mundial Femenina en julio de 2023.

Los preparativos para el Mundial bajo Biden fueron discretos por diseño, según un alto funcionario de esa administración que solicitó anonimato para discutir deliberaciones internas. Aunque la administración tenía su propio grupo de trabajo para la Copa Mundial 2026, los asesores de Biden eran conscientes de las sensibilidades en torno a grandes reuniones tan pronto después de la pandemia de COVID-19. También fueron cuidadosos de no promover abiertamente una relación con la FIFA, que había dejado de lado a la Federación de Fútbol de Estados Unidos en su papel tradicional de coordinar una Copa Mundial en casa.

La decepción de Trump por perderse la Copa Mundial resultaría infundada después de ser elegido para un segundo mandato no consecutivo el año pasado.

Desde esa victoria, el abrazo de Infantino a Trump ha sido efusivo. Lo felicitó rápidamente el día después del día de las elecciones, estuvo en Mar-a-Lago, el club de Trump en el sur de Florida, durante la transición presidencial y tuvo un asiento privilegiado en su inauguración en enero. Trump llamó a Infantino un "ganador" en un video reproducido en el sorteo de Miami para la Copa Mundial de Clubes en diciembre, al que asistieron su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner.

Infantino ha tenido más apariciones públicas con Trump que con cualquier dirigente del fútbol, según la agenda del líder de la FIFA y publicaciones en redes sociales.

Durante la aparición más reciente de Infantino al lado de Trump en la Oficina Oval el 22 de agosto, sorprendió incluso a algunos funcionarios de fútbol cuando regaló una réplica de oro del trofeo de la Copa Mundial al presidente de Estados Unidos.

Esa entrega fue inesperada, según un alto funcionario de fútbol que solicitó anonimato para discutir dinámicas sensibles. Aunque era una réplica, el momento aún fue visto como un desaire a la tradición de la Copa Mundial porque Trump ha mantenido un trofeo que se supone que pertenece al deporte en su conjunto, no a una persona individual.

Un funcionario de la Casa Blanca dijo que el trofeo permanece en posesión de la Casa Blanca. No se extendió públicamente una oferta similar por parte de la FIFA a la presidente de México, Claudia Scheinbaum, o al primer ministro de Canadá, Mark Carney. Infantino no se ha reunido con Carney este año y se reunió con Scheinbaum por primera vez el 29 de agosto.

___

Dunbar informó desde Ginebra.