Había tres cosas que apasionaban a Jorge Gigena: la música, el fútbol y la familia. En realidad, el cantante fallecido tempranamente el lunes al mediodía a los 50 años -cumplidos el mes pasado- conjugaba en muchas de las actividades de su vida esas tres amores.
Si hubiera que elegir una cuarta opción, para un podio que ahora es doloroso, vacío, y toma otro sentido, serían los amigos. Con ellos estaba jugando al fútbol el sábado a la tarde cuando se descompensó y fue trasladado de urgencia al hospital Ramón Carrillo.
El músico murió luego de ingresar en un muy complejo estado de salud al centro asistencial y de no soportar algunas circunstancias productos de una enfermedad de base que padecía.
Gigena tomó trascendencia nacional hace dos años cuando su hijo, Gaspar, participó con singular