La primera vez que Elena Fariña fue a una tienda para comprarse ropa que le gustase tenía más de veinte años y un sueldo que ganaba como asistenta interna en la casa de una familia, la primera que la trató bien. Hasta entonces, solo se había puesto lo que otras personas donaban y el mandil amarillo de cuadros del uniforme de limpiar de las Inmaculadas y siempre con una coleta. «Fui a El Corte Inglés y me compré unos Levi’s, una cazadora de cuero y un cinturón, que ya está destrozado, pero que aún conservo», dice esta mujer que, por primera vez, este martes hablará en público de su (no) infancia y de su adolescencia marcada por los malos tratos.

Lo hará a partir de las 18.30 horas, en la Casa Museo Casares Quiroga, junto a otras supervivientes del Patronato de Protección a la Mujer en

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