En las ciudades colombianas, los robos de autopartes siguen siendo una preocupación constante. Una de las piezas más codiciadas son los retrovisores, blancos fáciles para los delincuentes que actúan en segundos, ya sea en medio de un trancón o en un parqueadero público.
Las cifras recientes del Concejo de Bogotá muestran que, aunque el hurto en general ha disminuido, el delito continúa golpeando a los conductores. Solo el año pasado, los casos superaron los 115.000, una muestra de que el problema está lejos de resolverse.
Los espejos laterales son especialmente vulnerables porque se venden con facilidad en el mercado negro y, en la mayoría de ocasiones, los ladrones logran retirarlos sin dañar la carrocería. Ese detalle los convierte en piezas apetecidas y difíciles de rastrear.
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