Muchos años antes que fuese el escritor relevante que fue, y 34 años antes que publicara Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra fue un joven y arrojado español de 24 años que, un buen día de 1571, se sintió imbuido del llamado hecho por el Papa Pío V. No cabía dudas que era lo que se esperaba de un buen cristiano.
Resulta que el Sumo Pontífice lanzó una Cruzada para ir en contra del Imperio Otomano, que se había apoderado de la isla de Chipre, por entonces, en manos de los venecianos. Se temía una invasión mayor de su parte y había que tomar cartas en el asunto. Ciertamente que la importancia geopolítica del mar Mediterráneo así lo exigía. El mundo cristiano se encontraba bajo una amenaza seria. Así, se conformó la llamada Santa Liga
Pero, a pesar de tenor de la amenaza,