Después de meses en los cuales su presencia política había sido limitada por procesos judiciales y decisiones de detención domiciliaria, Álvaro Uribe Vélez ha regresado al escenario público con una estrategia clara: posicionarse como referente central de la oposición al petrismo y articular una coalición amplia para las elecciones presidenciales de 2026. Aunque legalmente no puede ser candidato al Ejecutivo —debido a inhabilidades constitucionales—, su influencia política, su capacidad para unir fuerzas y su simbología siguen vivas, y ahora las moviliza con renovada fuerza.
Antecedentes judiciales y su impacto en la campaña
El regreso de Uribe al primer plano político ocurre en un contexto judicial complejo. En julio de 2025 fue hallado culpable en primera instancia por los delitos de