“Tron: Ares” puede tener el lema “No hay vuelta atrás”, pero a Disney no le gusta dejar dinero sobre la mesa. Así que aquí estamos, regresando con una tercera entrega de una franquicia de culto que está algo atrapada entre los mundos humano y digital.

Los fanáticos acérrimos de Tron van a necesitar algunas cosas para ser felices: las motos geniales que dejan muros de luz, esos discos brillantes que todos llevan en la espalda y, por supuesto, Jeff Bridges. El director Joachim Rønning nos ofrece todas esas cosas y mucho, mucho más. Quizás demasiado.

“Tron: Ares” abarca tanto —una persecución en ciclo de luz por el centro de Vancouver, un ataque láser por un vehículo masivo y flotante, una persecución en moto acuática, decenas de coches de policía destrozados y un interminable ir y venir en

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