En el Racing de Santander, hay conexiones que trascienden lo meramente futbolístico. Hay duplas que, cuando se entienden, encienden a la grada, desequilibran partidos y cambian dinámicas . Eso es exactamente lo que ocurrió este pasado fin de semana en El Sardinero , cuando el equipo cántabro logró un contundente 3-0 ante el Málaga en la jornada 8 de LaLiga Hypermotion. Una victoria importante en lo anímico y clasificatorio, pero que tuvo un componente aún más relevante: la recuperación de la sintonía entre Iñigo Vicente y Andrés Martín .

Una sociedad que marcó diferencias la temporada pasada

No es ninguna novedad afirmar que Vicente y Andrés fueron la base ofensiva del Racing 2023/24 . Su entendimiento dentro del campo fue uno de los principales factores que llevaron al equipo de José Alberto a firmar una gran campaña. Vicente, con su pausa, talento y visión , fue el cerebro en tres cuartos de campo. Andrés, con su movilidad, inteligencia y olfato goleador , el ejecutor que aprovechaba esos balones al espacio, esos centros medidos, esos pases que nadie más veía.

Ambos se buscaron y se encontraron una y otra vez. Fueron responsables directos de buena parte de los goles del equipo , combinando entre sí como si llevasen años jugando juntos. Esa química, sin embargo, parecía haberse diluido en el inicio de esta temporada .

Andrés, de más a menos… y de nuevo hacia arriba

El delantero sevillano , uno de los futbolistas más determinantes del pasado curso, comenzó el presente campeonato con cierta irregularidad. Aunque los números dicen que es el máximo goleador del Racing con 6 tantos en 8 partidos , su rendimiento global generaba dudas. Andrés aparecía por momentos, pero desaparecía en otros . Le costaba influir en el juego y su aportación sin balón se veía algo mermada.

Pese a ello, José Alberto confió en él. Y el propio jugador parece estar reencontrando su mejor versión. Frente al Málaga se le vio más participativo, más agresivo en los duelos, más decidido a encarar y finalizar . Fue quien provocó la expulsión de Montero , generó peligro constante por su banda y cerró la goleada con el 3-0 final tras una asistencia de Vicente , una imagen que muchos en El Sardinero echaban de menos.

Vicente, de la magia a la sombra y vuelta al foco

Iñigo Vicente tuvo un arranque de curso brillante: asistencias, golazos, liderazgo ofensivo. Sin embargo, entró en una dinámica preocupante. Una serie de partidos grises y una bajada evidente en su intensidad defensiva le relegaron al banquillo durante algunas jornadas. Se le veía desconectado del juego, algo frustrado y sin la frescura habitual.

Pero todo cambió este pasado fin de semana. Volvió al once titular y respondió con una actuación más cercana a su nivel habitual . Pidió balón, se asoció constantemente con Sangalli, Maguette y Andrés, y sobre todo, volvió a asistir . Su pase a Andrés para el tercer gol fue una obra de arte: precisión, lectura y clase . También generó varias ocasiones claras, incluso tuvo una oportunidad para marcar.

Una conexión que ilusiona y recuerda lo mejor del Racing

La escena del tercer gol fue, para muchos, un déjà vu . Vicente recibe, levanta la cabeza, filtra el pase, y Andrés define. Esa sencillez cargada de talento fue habitual el año pasado y, si logran mantener esa sintonía, puede serlo nuevamente.

Vicente y Andrés son, sin discusión, dos de los jugadores más diferenciales de la categoría . Cuando están bien, el Racing gana presencia, velocidad, desequilibrio, pase, remate... Y sobre todo, gol. Son complementarios y su entendimiento es instintivo. Tienen visión, calidad técnica y capacidad para decidir partidos . Son ese tipo de jugadores que no necesitan estar brillando durante 90 minutos para aparecer y marcar la diferencia en segundos.

Una reacción necesaria tras semanas de incertidumbre

La goleada ante el Málaga fue importante por múltiples razones: fue la primera portería a cero del curso , el Racing cambió su defensa titular , y varios futbolistas dieron un paso al frente. Pero la imagen que más ilusionó a la afición fue volver a ver a Vicente y Andrés celebrando juntos , como tantas veces antes. Fue, sin duda, un bálsamo para el racinguismo tras dos derrotas consecutivas en casa.

En un equipo que está aún en construcción y con varios nombres alternando titularidades, la consolidación de esta dupla puede ser clave para que el conjunto cántabro vuelva a estar en la zona alta de la tabla. De momento, el equipo ya es el sexto con más goles por partido de las cinco grandes ligas europeas y sus segundas divisiones (2,63 por encuentro), un dato que demuestra el potencial ofensivo de la plantilla.

El reto: mantener la regularidad

El mayor desafío para Vicente y Andrés no es alcanzar el nivel: es sostenerlo. La temporada es larga, exigente y con rivales cada vez más estudiados. Pero si logran mantener el nivel de conexión mostrado ante el Málaga, pocos equipos podrán igualar el nivel ofensivo del Racing .

En Santander y en toda Cantabria, el racinguismo vuelve a ilusionarse . Porque más allá de los resultados, hay gestos, miradas, paredes, goles y abrazos que dicen mucho más. Vicente y Andrés han vuelto a encontrarse. Y cuando ellos se entienden, el Racing vuela .