La extorsión es un delito en expansión. Es de las pocas fechorías que en lugar se contraerse, crece. En algunos estados afecta prácticamente a todas las actividades económicas. Son víctimas de la extorsión importantes concesionarios de autos de alta gama, pero también taxistas de pequeñas localidades, antros para la élite y taquerías populares. Nadie está a salvo.

Con la extorsión se afectan patrimonios personales, pero también se inhibe la generación de nuevos empleos. De modo que se recibe con beneplácito que esté listo un nuevo marco legal para combatir con efectividad este flagelo. Ya se declaró la constitucionalidad de los cambios y solo se está a la espera de su publicación en el Darío Oficial de la Federación.

En el combate a la extorsión será clave la participación de la gente ya

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