El autor de esta columna analiza una realidad que preocupa a padres y profesores, que ven en los menores a su cuidado conductas hipersexualizadas gatilladas en gran medida por las redes sociales. Sostiene que es necesario una acción colectiva que limite el imperio de los algoritmos y que “proteger a nuestros hijos del mercado de la atención no es censura ni nostalgia. Es el acto de salud pública más importante para resguardar las condiciones mínimas para un desarrollo sano, defendiendo el derecho a una infancia libre de la performance constante. Es, en definitiva, actuar como la tribu que debemos ser: una que cuida y protege a su próxima generación”.
Profesores en todo Chile están dando una alarma silenciosa pero angustiante: en sus aulas ven a niñas de 8 o 9 años imitando bailes virales