El día que Conxita Aymerich no visita a sus queridos Almacenes San Pablo, son un buen puñado los clientes que le preguntan a Marta Serrat, su hija, qué hace su madre, si se encuentra bien y cuándo podrán volver a verla. Madre e hija son las almas de este negocio familiar que ya supera con creces los cien años y que se mantiene vivo y activo en una calle –Sant Pau, 23– colonizado desde la Rambla hasta la rambla del Raval prácticamente en un 100% por el mismo negocio: las tiendas de telefonía regentadas por residentes paquistanís.

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