Wilkin Hernández atravesó tres países para llegar a Estados Unidos, antes de ser detenido por las autoridades de inmigración estadounidenses. Mario Carrera dejó atrás su trabajo como chef en Florida para regresar de forma voluntaria a su lugar de origen y estar “en paz”. Leonel López iba rumbo al trabajo cuando fue detenido de manera violenta y posteriormente deportado de EE.UU. a México. Juan Chacón y María Sara Cruz estuvieron décadas en Estados Unidos, pero nunca se terminaron de adaptar y prefirieron volver a El Salvador. Dachel García y Boris Bolagay regresaron a Ecuador porque tienen la certeza que es lo mejor para su familia, incluida su hija de 2 años.
Estas historias de inmigración son muy diferentes entre sí, pero todas parecen reflejar un común denominador: el fin del sueño ame