Ya hace un tiempo largo se lo notaba más sensible. Como cuando lloró al ser campeón con Central de la mano de Pedro, su nieto. O cuando dijo, abriendo su corazón y con los ojos vidriosos, una frase que hoy es viral: “Mi cabeza dispara atrás una pelota” . El fútbol era la forma de no pensar, o de escapar por un rato de la realidad. No por miedo, de ninguna manera. Hay que tener agallas para enfrentar el eco de la muerte como hizo Russo . Ya sabía que se acercaba, impiadoso, el final de su película. Y él, el señor que patentó el “son decisiones”, decidió cómo hacerlo. O dónde hacerlo. Miguel quería que el último partido de su vida lo viera como técnico de Boca . Se lo confesó a Riquelme en la charla que tuvieron para volver al club en su tercer ciclo, según cuenta su círculo más cercan
Russo fue Russo hasta el final: quiso que el último partido de su vida lo viera como DT de Boca

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