A partir de mañana, la Fundación Joan Miró de Barcelona acogerá una nueva gran muestra de pintura y escultura que aborda las relaciones del artista catalán con otros contemporáneos suyos, siempre dentro del marco de las celebraciones del 50 aniversario de la fundación, que fue auspiciada en 1975 por el propio Miró y su esposa. Anteriormente, esta institución sin ánimo de lucro acogió una muestra sobre las relaciones entre Paul Klee y Miró; la siguiente exposición estudió las influencias entre Pablo Picasso y Miró y, finalmente, en la pasada temporada, la fundación abordó las carreras de Matisse –cuyo hijo fue marchante de Miró– y el pintor barcelonés.

Ahora le toca el turno a los artistas estadounidenses de un periodo muy concreto, el que abarca las primeras décadas de la postguerra, en los años 40 y 50 del siglo pasado y antes del advenimiento del pop art . “Es un momento muy especial en la historia del arte del siglo XX, porque tras la Segunda Guerra Mundial, el eje gravitacional de la vanguardia artística se mueve de golpe a Nueva York desde País, que deja de tener el peso de la primera mitad del siglo”, explica Marko Daniel, director de la fundación y uno de los comisarios de la muestra, que recibe el nombre de Miró i els Estats Units .

La misma pretende ser un estudio comparado de las influencias cruzadas entre Joan Miró y los numerosos pintores y artistas plásticos de postguerra que colonizaron la isla de Manhattan con sus talleres, muchos de ellos refugiados europeos, otros veteranos de guerra y otros tantos espectadores de la sinrazón bélica que sucedía en todo el mundo, todos ellos deseosos de superar el trauma de la guerra a través del arte. A este respecto, Daniel ha hecho hincapié en que “la muestra se entiende mejor si se tiene en cuenta los sucesos internacionales actuales”.

49 artistas en diálogo con Miró

La muestra reúne una selección importante de pinturas, dibujos, esculturas, grabados, films y material de archivo procedentes de colecciones americanas y europeas. En total son 49 los artistas que comparecen con sus obras en diálogo, en las paredes, con algunas de Joan Miró, estructuradas de forma que la conversación pictórica fluya entre las distintas salas del edificio de la fundación, creado por Josep Lluis Sert, un actor fundamental en la relación de Miró con el país norteamericano, ya que el arquitecto fue nombrado en 1953 decano de la Escuela de Diseño de la Universidad Harvard, cargo que ejerció hasta 1969.

'Eyes in the heat', de Jackson Pollock, junto a 'Dona i ocell', de Miró.

Desde esa posición en el exilio, Sert hizo de puente entre Miró y los artistas americanos, algunos tan importantes como Jackson Pollock, Robert Motherwell, Arshile Gorky, Mark Rotko, Helen Frankenthaler, Louise Bouirgeois o Lee Krasner, entre muchos otros. “La presencia del edificio es un elemento más de la muestra, dada la importancia de Sert en las sinergias que se crearon entre Miró y los estadounidenses”, afirma Dolors Rodríguez, otra de las comisarias de esta amplia exposición que acoge 138 obras entre cuadros, ilustraciones y esculturas, y ocupa 22 salas, casi el grueso del edificio.

Rodríguez, que puntualiza que el comisariado “ha jugado con la disposición de las salas en el edificio y también con las diferentes corrientes estilísticas a la hora de colocar las obras, para situarlas en diálogo con las distintas creaciones de Miró”, aclara que del total de artistas expuestos “19 son mujeres fundamentales en sus distintos movimientos que en su momento no fueron valoradas como merecían”. Cita la comisaria a Lee Krasner, pareja de Jackson Pollock y recientemente reivindicada como dama el expresionismo abstraco. Pero también hace mención a la escultora y pintora Louise Bourgeois, la expresionista Grace Hartigan, la surrealista Peter Miller o la también expresionista abstracta Michael West. “Las tres últimas tienen como característica que se masculinizaron el nombre para poder sobrevivir en el mundo artístico”, hace notar Rodríguez.

En busca de la libertad creativa desde la España de Franco

Respecto a las influencias cruzadas entre Miró y la mayoría de los artistas expuestos, Marko Daniel destaca que “Estados Unidos en los 40 y 50 representan para él [Miró] la libertad estética, creativa y de pensamiento, en un momento sumamente represivo en aquella brutal España franquista en la que vivía un exilio interior”. Los viajes a Estados Unidos que inicia en la segunda mitad de los años 40 le sirven de nuevo impulso creativo en un momento en que se encuentra aislado y profundamente entristecido por la realidad de la posguerra.

Tal como explica el tercer comisario de la muestra, el historiador británico Matthew Gale, “en 1979, Miró afirmó en una entrevista que su motor creativo tras la guerra fue la pintura americana”. Gale agrega que 25 años antes, Pollock había manifestado que Miró, junto con Picasso, era su principal referencia artística“. ”A pesar de que ni ellos hablaban catalán ni español, y Miró no hablaba inglés, el entendimiento durante las estancias de Miró principalmente en Nueva York, fue absoluto; se admiraban recíprocamente“. En algunos de aquellos viajes, Miró colaboro con numerosos artistas en sus talleres. Tal es el caso del llamado Atelier 17 del grabador Stanley Willian Hayter, donde Miró pasó varios meses en 1947 trabajando con Louise Bourgeois, la grabadora Minna Citron y la pintora abstracta Trumbull Mason, todas ellas presentes en Miró i el Estats Units .

Deizquierda a derecha, 'La premiere étincelle du jour II', de Miró (1966); 'Canyon', de Helen Frankenthaler (1965) y 'Untittled' de Mark Rotko (1962).

La muestra aborda desde las relaciones retomadas de Miró con el surrealismo, merced al reencuentro en Estados Unidos con antiguos colegas surrealistas europeos, al contacto con diferentes estilos, como el expresionismo abstracto, la abstracción de Mark Rotko y Arshile Gorky o las esculturas tanto para espacios públicos como en pequeño formato, tan peculiares en Miró pero que se revelan muy cercanas a algunas de las obras de Bourgeois, Jeanne Reynal o John Chamberlaine, todas ellas expuestas en la sala 12, donde, en palabras de Dolors Rodríguez, “se pueden apreciar desde más de una perspectiva”. Sin duda estas esculturas muestran una sinergia entre el artista catalán y los estadounidenses, ya que todos trabajaban la escultura con materiales reciclados o el llamado arte povera .

De Krasner a Pollock, Motherwell, Rotko o Frankenthaler

En numerosas salas, por otro lado, los cuadros de Miró están situados estratégicamente, a veces al margen, para que se pueda contrastar su influencia sobre otros artistas. Tal es el caso de la relación del cuadro Naturaleza muerta con zapato viejo de Miró, una obra que a pesar de ser de 1937, o tal vez por ello, muestra una rabiosa modernidad que incluso la lleva más allá de la abstracción para vincularla con el pop art de los 60. El cuadro está presente en Miró i els Estats Units y justo a su lado cuelga la interpretación que de él hizo el armenio-estadounidense Arshile Gorky. También en otra de las salas Mujer y pájaro de Miró se sitúa entre medio de un cuadro de Jackson Pollock y otro de Lee Krasner, como si mediara en el convulso matrimonio de artistas.

'Miró i els Estats Units' supone a la vez una excelente oportunidad de apreciar las influencias mutuas entre el genial artista español y sus pares estadounidenses, a la par que resulta un amplio compendio de arte del país norteamericano de postguerra, que difícilmente se podrá volver a ver en unos cuantos años

Finalmente, merece mención especial la sala dedicada a la relación entre Miró, Sert y Raymond Calder, ya que el escultor de las estructuras móviles fue el gran amigo americano, con quien siempre estableció una fuerte correlación estilística –“somos como hermanos”, diría Miró en más de una ocasión respecto de Calder– que cada uno desarrolló a su manera. En la citada sala, se puede contemplar la cabeza de alambre con la forma de Miró que Calder realizó, además de otras obras de ambos. La muestra se acompaña de abundante material bibliográfico, como imágenes de Miró en Estadios Unidos, por ejemplo recibiendo un galardón de manos del presidente Eisenhower, películas de cine o revistas, hasta un total de 260 ilustraciones.

Four square de Franz Kline y Seasons de lee Krasner.

En resumen, Miró i els Estats Units supone a la vez una excelente oportunidad de apreciar las influencias mutuas entre el genial artista español y sus pares estadounidenses, a la par que resulta un amplio compendio de arte del país norteamericano de postguerra, que difícilmente se podrá volver a ver en unos cuantos años. La última exposición en este sentido fue en 2007 en el Museu d'Art Contemporari de Barcelona (MACBA), que supuso la despedida de Manuel Borja Villel como director de esta institución. Se llamó Bajo la bomba: El jazz de la guerra de imágenes transatlántica. 1946-1956.