Las últimas horas fueron dolorosas. Con el cuerpo vencido y la certeza de que el final estaba cerca, le pidió un último deseo a su familia, partir vestido con la ropa de Boca. Sí, Miguel Angel Russo quería dar el paso a la inmortalidad de azul y oro. Ya no comía ni bebía, pero aquella frase que esbozó entre lágrimas cuando creyó que le había ganado la batalla a la cruel enfermedad, sobrevolaba la habitación: "Todo se cura con amor".

Y con afecto extremo se fue Russo. Rodeado de su mujer, Mónica, y sus hijos Natalia y Nacho. Acompañados por un párroco enviado por Claudio Tapia que le brindó la extremaunción. A las 19 del miércoles, su corazón dijo basta.

Contó Gonzalo Belloso, presidente de Rosario Central y amigo: "El cura dijo unas palabras muy lindas de cómo es el paso al cielo. Y

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