Antonio López recuerda cómo hace 55 años construyó su casa en la urbanización La Isabelica. Cada fin de semana añadía algo a su vivienda mientras trabajaba y formaba una familia. Hoy, a sus 75 años, con hipertensión arterial y constantes problemas del corazón, sabe que el techo de asbesto de su casa es nocivo para su salud.
En 1965, el Banco Obrero inició la construcción de la urbanización La Isabelica en Valencia. Pensada como una ciudad satélite, comenzó con el desarrollo de las primeras casas de autoconstrucción. Plomeros, electricistas y albañiles, a través de créditos con un plazo de vencimiento de 20 años, levantaron sus hogares. El Banco Obrero desapareció y, para 1975, se había transformado en el Instituto Nacional de la Vivienda (INAVI).
Seis décadas después, algunos vecinos de