El mar siempre es testigo, como la alondra en la ventana o el cartón del vagabundo. Nada le pertenece, nada le fatiga, y por eso expresa la verdad. Deberíamos preguntar al mar por las cosas que pasan, las barcas que naufragan, la muerte que lo cruza de lado a lado. Como cuando entras en la casa de un desconocido y te despojas del sombrero, y confías en su mirada. El mar, que nunca miente, que tantas cosas ha visto.

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