La derrota electoral del oficialismo en la provincia de Buenos Aires ha marcado un punto de inflexión en la política argentina. Por primera vez en mucho tiempo, se perciben gestos que reconocen la necesidad de abandonar la mirada unilateral para dar paso a un esquema de diálogo con mayor apertura. El acercamiento a los gobernadores, los recientes encuentros en el marco del Consejo de Mayo y la discusión temprana sobre reformas estructurales reflejan una búsqueda de consensos que, más allá de la diversidad ideológica, parecen responder a una señal clara de la ciudadanía que reclama acuerdos básicos que garanticen estabilidad y previsibilidad.
En este escenario, resulta alentador que los consensos comiencen a instalarse como un valor en sí mismo y no solo como un recurso electoralis