Cartier no solo ha sido sinónimo de lujo, sino también de audacia y simbolismo. Sus joyas han adornado tiaras reales, collares de gala y estilosos atuendos de figuras que marcaron la historia. En el siglo XX, mientras las monarquías europeas lucían coronas y diademas clásicas, otra línea más provocativa surgía gracias a clientas transgresoras como María Félix. La actriz mexicana elevó el arte orfebre al encargar piezas que parecían vivas: serpientes, cocodrilos y panteras, transformando su relación con Cartier en uno de los capítulos más audaces del mundo de la joyería.

Cartier y la realeza

Desde sus orígenes en París —fundada en 1847—, Cartier supo conquistar a las casas reales europeas. Su prestigio creció tanto que la maison fue apodada “El joyero de los reyes, el rey de los joyeros”.

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