Colombia es un laboratorio natural donde las orquídeas multiplican sus formas y estrategias. Y eso no es casualidad, pues una familia botánica capaz de unir precisión reproductiva y alianzas invisibles con hongos encontró, en un país de montañas, valles húmedos y nubes persistentes, el mejor escenario para diversificarse.
Pero comprender esa capacidad de adaptación exige mirar la estructura que la hace posible. La familia Orchidaceae se reconoce por rasgos que importan más allá de la estética. Las flores exhiben simetría lateral marcada: tres sépalos, tres pétalos, y uno transformado en un labelo que orienta al visitante; los órganos reproductivos se fusionan en una columna; el polen viaja en paquetes llamados polinios, que reducen el desperdicio y hacen de la polinización un acto qui