Sergio García aterrizó en Madrid muy ilusionado con hacer un gran Open de España en su reencuentro con este torneo seis años después. Sin embargo, las cosas no salieron como a él le habría gustado. Terminó con 281 golpes (-3), muy alejado de la cabeza y tras una ronda de par (71) en el Club de Campo.

No es que el juego de García fuera un desastre, pero el castellonense ha estado errático y hubo golpes concretos con los que se disgustó mucho a lo largo de las cuatro rondas. Llegó a decir el viernes que algunos de estos no eran propios de un profesional. El capitán de los Fireballs del LIV Golf es autoexigente y no le vale un corte pasado y haber terminado bajo par.

García, tras finalizar el torneo expresó cómo se sentía: “La experiencia, muy buena, de juego no muy bien. Hay semanas

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