La violencia contra los guardianes del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) se ha convertido en una tragedia silenciosa. Los recientes asesinatos en Cali y Bogotá reavivaron una alarma nacional que no es nueva: desde 2022, 35 funcionarios penitenciarios han perdido la vida en ataques atribuidos a estructuras criminales que buscan mantener su control dentro de los penales.
La nueva oleada comenzó el 3 de octubre, hacia las 6:30 de la mañana, cuando sicarios atacaron a cuatro funcionarios durante el relevo de turno en la cárcel La Modelo de Bogotá. En el atentado murió el dragoneante Miguel Ángel Muñoz, y tres de sus compañeros resultaron heridos.
Al día siguiente, la violencia se trasladó al Valle de Aburrá: en Bello (Antioquia), un guardia fue baleado al salir de su turn