Bryn Mawr, Pensilvania, es uno de esos grandiosos pueblos estadounidenses que sirven como escaparate para los grandiosos sueños americanos. Repleto de canchas de tenis, árboles ejemplares y mansiones de piedra construidas por los magnates ferroviarios del siglo XIX, el suburbio le confiere a la riqueza una cualidad atmosférica, como una capa de ozono que lo envuelve todo: ambiental, constante, vital.

Los padres de Elysia Berman eran dueños de la casa más pequeña de su cuadra. No obstante, trabajaron duro para catapultar a su hija a los círculos adinerados de sus vecinos. La enviaron a un costoso colegio privado de Filadelfia en el que las niñas sacaban bolsos Louis Vuitton Neverfull y Hermès Constance de Porsches convertibles; Berman, mientras tanto, cargaba sus libros en una mochila LL B

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