El pueblo escondido con paisajes únicos

Llegar hasta ahí no es fácil: los caminos son largos, el aire escasea y las distancias parecen infinitas. Pero todo esfuerzo se olvida cuando el paisaje se abre en un horizonte de volcanes dormidos, salares brillando al sol y una calma absoluta que no existe en ningún otro destino.

En este rincón remoto, la vida se mueve despacio. Las casas de adobe, el frío intenso y el cielo cargado de estrellas crean una postal única. No hay luces, ni multitudes, ni carteles turísticos. Solo la inmensidad del altiplano y la sensación de estar, literalmente, en otro mundo .

El silencio se convierte en compañía, y cada noche es un espectáculo: el cielo se enciende con miles de estrellas, sin contaminación lumínica ni ruido. Es el tipo de lugar donde uno vuel

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