En Ibiza, la temporada turística deja cada año una estela de contrastes. Detrás del brillo de las discotecas y del lujo veraniego se esconde una realidad cada vez más alarmante: la proliferación de fiestas ilegales en villas privadas .

Lo que comenzó como una forma de ocio exclusivo se ha convertido en un auténtico problema de seguridad, convivencia y legalidad que golpea directamente a los propietarios locales.

Uno de ellos, un residente del municipio de Sant Josep , ha vivido en dos ocasiones la misma pesadilla. Tras alquilar su vivienda a supuestos turistas con toda la documentación en regla, descubrió que había sido utilizada para una macrofiesta clandestina que terminó con la casa destrozada y pérdidas superiores a los 15.000 euros .

Este año, la historia se ha repetido c

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