Foto: RTVE.es

La sumisión química es una modalidad de violencia que consiste en anular la voluntad de una persona mediante el uso de sustancias psicoactivas —como alcohol, benzodiacepinas, ketamina o GHB— con el fin de abusar de ella sexual, económica o físicamente. Se trata de un fenómeno tan silencioso como devastador, porque actúa sobre el cuerpo y la conciencia, borrando la capacidad de resistencia y, muchas veces, también el recuerdo de lo ocurrido.

En la mayoría de los casos, las víctimas son mujeres jóvenes que se encuentran en espacios de ocio nocturno, donde las drogas se introducen en sus bebidas sin su conocimiento. Los efectos suelen aparecer en cuestión de minutos: somnolencia, confusión, desinhibición y pérdida parcial o total de la memoria. Cuando recuperan la lucidez, la

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