En la madrugada del 7 de octubre de 2023, en el kibutz Nir Oz , en el sur de Israel, la familia Cunio se despertó al aviso de alarma. Esa mañana, Silvia Cunio había reunido a unos veinte familiares en su casa: hijos, nueras, nietos y parientes. A las 6:30 a. m., los mensajes comenzaron a llegar: “Están disparando contra la casa” , “están adentro”, “están rompiendo la puerta”.
Silvia y su esposo pasaron siete horas encerrados en una habitación-refugio mientras el terror golpeaba fuera: casas incendiadas, asaltos, disparos. Cuatro veces intentaron forzar la entrada al cuarto donde se hallaban. Al mismo tiempo, otros miembros de la familia afrontaban una decisión límite: quedarse y morir de asfixia al quedar atrapados, o salir y exponerse a los atacantes.
Con el correr de los meses, alg