La conjunción de la nobleza excelsa de un novillo de Domingo Hernández con la inspiración de ha marcado el techo artístico del festival organizado en la plaza de la Maestranza a beneficio de las hermandades del Amor y San Bernardo y en homenaje a la dinastía de los Vázquez, estrechamente vinculada a la cofradía del Miércoles Santo sevillano.
La bonanza climatológica, el éxito organizativo y el lleno de los tendidos estuvieron por encima del resultado artístico y ganadero de este larguísimo festejo que empezó tarde y se llenó de inoperantes tiempos muertos con un único tema de conversación entre los aficionados: .
Casi todo empezó y terminó en torno a la faena de , perfectamente acompasado a la pastueña embestida de ese segundo ejemplar de Domingo Hernández que le permitió, aunque fuera