Por David E. Sanger y Erika Solomon

Salvo breves menciones, el presidente de EE. UU. no habló sobre lo que se necesitaría para reconstruir Gaza ni del futuro del pueblo palestino.

Trump aprovechó el momento para dirigirse al parlamento israelí, la Knéset, y decir que “no solo es el final de una guerra, es el fin de la era del terror y la muerte”. Recurriendo a una frase que otros presidentes han pronunciado —y con frecuencia ha terminado en desilusión—, añadió: “Es el amanecer histórico de un nuevo Medio Oriente”.

Luego viajó a Egipto, donde decenas de líderes mundiales lo esperaban para una “cumbre de paz” cargada del protocolo y la grandilocuencia que Trump suele disfrutar. Pancartas con su rostro decoraban las calles de un centro turístico a orillas del mar Rojo.

“Desde la ciudad de

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