De política y cosas peores
“Me entrego al primer hombre que se atraviesa en mi camino, y después me acosan los remordimientos”. Eso le dijo una bella mujer al doctor Duerf, siquiatra. El analista se puso una mano en el mentón e hizo: “Mmm”. Tal gesto le permitía elevar el monto de sus honorarios. “Entiendo -le dijo luego a la paciente-. Y quiere que le quite esa erotomanía, también llamada calentura o cachon…”. “No, eso déjemelo -replicó la dama-. Lo que quiero que me quite son los remordimientos”. Don Chinguetas, marido tarambana, llegó a su casa en horas de la madrugada. Olía a soyate, chínguere o marrascapache, o sea a licor barato, y traía el cuello de la camisa lleno de marcas de bilé. Poseída de justa indignación su señora le espetó: “¡Desvergonzado! ¡Cínico! ¡Bribón! ¿Cómo puedes m