Tras el baño de autobombo recibido en Egipto durante la firma del acuerdo sobre Gaza, Donald Trump pone el foco en Ucrania en su afán de ganarse el Nobel de la Paz. Un frente donde no le vale la presión sobre un socio dependiente como era el caso de Israel. Ahora hay que convencer a Putin y no parece que la alfombra roja que le tendió en Alaska haya seducido lo bastante al mandatario ruso. Trump ha pensado utilizar al presidente turco Erdogan como mediador, por su buena relación con el Kremlin, y el viernes además recibirá a Zelenski en la Casa Blanca con la posibilidad de autorizarle el envío de misiles Tomahawk capaces de alcanzar territorio ruso. El escenario es otro y las condiciones, muy diferentes. La paz allí no será fácil.
Y ahora, Ucrania

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