Para la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, fue un aniversario agridulce. Al cumplir su primer año en el poder, su índice de aprobación se elevó hasta 71,6 por ciento –diez puntos más que en octubre de 2024, según la encuesta Mitofsky– y, a nivel de prestigio, analistas internacionales le han reconocido su habilidad para lidiar con Donald Trump, su caprichoso vecino del norte. Pero el continuo destape de gravísimos casos de corrupción en el gobierno de su antecesor y padrino, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, puede derivar en una crisis política que la debilite, la distancie de él y golpee a Morena, el partido de ambos.

En 2019, López Obrador se precipitó a cobrar un triunfo en la lucha contra el delito: haber acabado con el ‘huachicol’, la extendida práctica de robo de pe

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