“Anoche perdí la virginidad”. Esas dramáticas palabras le dijo Susiflor a su mamá. La señora estaba viendo una serie en su tablet, y respondió distraídamente: “¿Buscaste abajo de la cama?”.
Don Simpliciano les contó a sus amigos: “Hay un bar donde cada noche hacen una rifa. Si te sacas el premio tienes derecho a que el cantinero te lleve a la habitación de arriba, y ahí recibes sexo gratis”. “¡Fantástico! —se entusiasmó uno de los amigos—. ¿Y tú te has sacado el premio?”. “Yo no —replicó don Simpliciano—, pero mi esposa sí. Tres veces”.
Dulcibella, muchacha de buenas familias educada en el Colegio de la Reverberación, le comentó a su amiga Rosibel: “No me gusta el sexo en el cine”. “Tampoco a mí me gusta —coincidió Rosibel—. Los brazos de la butaca estorban mucho”.
No tengo la dicha de