Tomar una decisión no es un gesto continuo, sino una transición repentina en el cerebro. Tras un periodo de integración de señales, un cambio coordinado en la actividad neuronal sella la elección y bloquea la influencia de nueva información. Ese instante, medible en cada caso, explica por qué pasamos de la duda a la certeza incluso cuando siguen llegando datos.

Nuestro cerebro toma decisiones constantemente, desde las más triviales hasta las que marcan el rumbo de nuestra vida. Pero ¿qué ocurre exactamente en el interior de nuestra cabeza en ese instante crítico en el que pasamos de la duda a la certeza?

Un nuevo estudio, cuyos resultados se publican en la revista Nature, ha logrado desvelar el mecanismo neuronal que se esconde detrás de ese momento en el que, simplemente, "decidimos".

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