No soy muy devoto de perroflautas con pantalones «cagones» timbales, tamboriles y panderos. Reconozco que me producen un rechazo irracional cuando les veo desfilando con cara de éxtasis en concentraciones y manifestaciones reivindicativas, lo que me aparta irremediablemente de participar en ellas aunque apoye y comparta la causa de la convocatoria. Los volveré a ver en la COP 30, la Conferencia del Clima, que se celebrará en la ciudad brasileña de Belén. En ella se denunciará que en el año 2024 se perdieron 8,1 millones de hectáreas de bosque en el mundo, 3,1 millones más que la pérdida máxima programada como objetivo para 2030. Entre 2018 y 2020, la deforestación media anual mundial llegó a los 8,3 millones de hectáreas, y para alcanzar la deforestación cero dentro de cinco años, tendríam
El tamboril no salva bosques

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