El fenómeno internacional del Tiny Desk realizadó por «31 minutos» es analizado por el autor de esta columna destacando la fuerza creativa y disruptiva de sus creadores. «Pero el secreto mejor guardado del programa es también el más obvio. Hay mucha creatividad enemiga de lo común al servicio del propósito: llevar los temas significativos al público infantil. Y de taquito, conectar con el público mayor. Existe en este grupo una fuerza creativa imposible de domar. Todo lo que hacen tiene en esencia un propósito innovador y cuando eso sucede estamos ante algo único, que está más cercano al arte que a la reproducción. ’31 minutos’ exporta toneladas de creatividad. Exportar imaginación en un país extractivista ya es subversivo», sostiene.
Créditos imagen de portada: reproducción «31 minutos: