Wilder Fernández, un joven pescador del occidente de Venezuela, captura con una red cuatro peces de buen tamaño en las aguas umbrosas de una pequeña bahía al norte del lago de Maracaibo, uno de los más extensos de América. Será la cena de su equipo antes de salir a navegar hasta la noche, en una faena a la que últimamente tiene pavor de sumarse.

Con 13 años en el oficio, confiesa que teme morir en sus afanes en esas aguas que conectan con el mar Caribe, ya no a manos de algún asaltante de la noche, como años atrás, sino, quizás, por munición extranjera.

“Eso es una locura, varón”, expresa sobre el despliegue al norte de su país de buques, aviones caza, un submarino y miles de tropas de las fuerzas armadas de Estados Unidos como parte de un operativo militar contra presuntas organizacione

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