Bajo el sol inmenso del verano jiennense, entre calles donde aún resuena el olor a pan con aceite, Juan del Val aprendió a mirar la vida desde bien pequeño. Fue en Sorihuela del Guadalimar , el pueblo de su madre y de sus abuelos, donde el reciente Premio Planeta 2025 vivió veranos que, según ha contado en varias ocasiones, aún guarda con cariño.
En una de sus publicaciones más entrañables, Del Val aparece conversando con Miguel , un vecino de 91 años con quien compartió aquellos años de infancia. Ambos, sentados en la "calle de las buenas noches", el hombre nonagenario explica al autor los orígenes del apodo de dicha vía, pues todos se saludaban al pasar. "Ya muchas veces, tiraba por abajo, subía por el callejón y pillaba a menos gente", contaba entre risas.
Ver esta publicación