WASHINGTON — Con el presidente Donald Trump, la guerra contra las drogas se asemeja mucho a la guerra contra el terrorismo.
Para justificar los ataques contra pandillas y cárteles del narcotráfico latinoamericanos, el gobierno de Trump se basa en un argumento jurídico que ganó fuerza después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, lo que permitió a las autoridades estadounidense usar fuerza letal contra combatientes de Al Qaeda que atacaron el World Trade Center y el Pentágono.
Pero los grupos que son objeto ahora de los ataques de Estados Unidos son un enemigo muy diferente, surgido en las prisiones de Venezuela y alimentado no por una ideología antioccidental, sino por el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas.
El uso que hace Trump de una fuerza militar aplastante para