El 17 de octubre, Bogotá fue escenario de un violento ataque frente a la embajada de Estados Unidos. Un grupo de al menos 30 encapuchados, junto a manifestantes de comunidades indígenas, se enfrentó a la Policía Nacional, causando caos y lesiones. Este incidente, que dejó a cuatro policías heridos por flechas, ha sido calificado por el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, como un acto de terrorismo urbano orquestado y premeditado.
Según informes, el ataque no fue un hecho aislado. Las autoridades habían recibido alertas sobre una posible agresión, que incluía vigilancia de los accesos y la posibilidad de uso de artefactos explosivos. Los encapuchados se movilizaron desde la Universidad Nacional hacia la embajada, donde comenzaron a lanzar piedras, flechas y otros objetos contundentes. El secretario de Gobierno, Gustavo Quintero, condenó el ataque, afirmando que se trató de un uso inaceptable de la violencia en una zona residencial.
El alcalde Galán, en un video publicado tras los disturbios, enfatizó que el ataque fue planeado y que la Policía actuó de inmediato para restablecer el orden. "Hoy un grupo de delincuentes, algunos de ellos encapuchados, se organizaron para atacar a la Policía en inmediaciones de la Embajada de Estados Unidos con artefactos explosivos, incendiarios, con flechas, con arcos. Rechazamos estos hechos", declaró.
Las autoridades están investigando si algunos de los involucrados portaban explosivos. La Secretaría de Seguridad ha intensificado la vigilancia en la zona para prevenir un nuevo escalamiento de la violencia. La Defensoría del Pueblo regional ha sido notificada y se mantiene en diálogo con los sectores implicados.
Este ataque marca un cambio significativo en el comportamiento de las protestas en Bogotá, que hasta ahora habían sido mayormente pacíficas. Las autoridades han registrado más de 1.400 movilizaciones en 2025, pero solo en el 4% de los casos se ha requerido el uso de la fuerza. La situación ha generado preocupación entre los residentes de la zona, quienes han denunciado daños a propiedades cercanas durante los disturbios.
El alcalde Galán ha exigido al Gobierno Nacional que desmonte a los grupos armados y que no continúe negociando con ellos. "En Bogotá no le vamos a dar cabida a la violencia y las veces que sea necesario vamos a ordenarle a la policía que actúe para proteger los bienes y la integridad de los bogotanos", concluyó.