En un mundo en el que los niños pasan una media de seis horas al día frente a las pantallas, Mattel ha liderado lo que su director general para América Latina, Gabriel Gálvan, define como una “contrarrevolución analógica”.
Al cumplir 80 años en 2025, la empresa presenta datos que desafían el sentido común: en un estudio global con más de 33.000 participantes, el 87% de las personas están de acuerdo en que jugar ayuda a reducir la soledad y el aislamiento, mientras que el 81% cree que los juguetes físicos enriquecen la experiencia infantil de formas que las plataformas digitales no pueden replicar.
La tesis es audaz: en lugar de competir con el mundo virtual, Mattel busca posicionar sus productos como el ancla emocional para reconectar generaciones en una era de desconexión.
“Hemos evolu